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Mostrando entradas de abril, 2011

Todo es según el color...

Siempre me asombro de la incapacidad humana de ser objetivos , realmente objetivos. ¿Cómo puede ser que a la hora de juzgar cualquier hecho, persona o evento no seamos capaces de alejarnos de nuestros convencimientos y analizar tranquilamente sin el filtro de nuestras limitaciones ? Partiendo de la base de que no me considero "de nada" me asombra observar a personas inteligentes cayendo una y otra vez en el mismo error. He visto por encima el partido Madrid/Barça de hoy. He escuchado la lamentable locución de Telemadrid. He visto en Twitter y Facebook cómo las mismas jugadas provocaban comentarios totalmente opuestos en personas igual de inteligentes, pero que " son " de diferentes equipos. Pues no. Si un jugador es un teatrero, deberían crtiticarlo tanto unos como otros. Si una jugada es buena, lo debe ser para ambos seguidores. Si un entrenador es un impresentable, ambos deben criticarlo. Y si un político es imbécil, lo es "seas" del bando que s

Prioridades: el motor de nuestras elecciones

Desde que nacemos, empezamos a tomar decisiones . Consciente o inconscientemente, cada instante optamos por una entre dos o varias alternativas. Lloramos o no, nos movemos o nos quedamos quietos... Vamos creciendo y continuamos tomando decisiones. Y ¿en qué se basan nuestras decisiones? Siempre en nuestro orden de prioridades . En cada momento nuestro cerebro procesa todas las opciones posibles y elige una, sólo una, la que para nosotros tiene mayor prioridad. Ocurre a todos los niveles, desde las opciones más sencillas de entender. Si tenemos comida y hambre, comemos porque es prioritario a estar quietos. Si estamos durmiendo y abrimos un ojo y nos da hambre, si la prioridad es la de estar a gustito en la cama, no nos levantaremos. Si el hambre "vence" la batalla, pues nos levantaremos. Un lunes nos levantaremos para ir a trabajar porque el esfuerzo que supone es compensado por la expectativa del sueldo a cobrar. Está claro que en muchos casos lo hacemos en modo automá

Abundancia: empecemos por ahí

Durante toda mi vida he estado escuchando mensajes de escasez a mi alrededor. Mensajes en los que parecía que todo se iba a acabar. Mensajes que determinaban que si alguien conseguía algo era a costa de quitárselo a otros . Ideas que se basan en que todo se acaba y no hay suficiente. Hace unos años, la sequía nos iba a defenestrar. Ante cualquier asomo de crisis o tragedia, las masas arramplan en los supermercados con todo lo habido y por haber (que por supuesto se echará a perder en poco tiempo) porque el pánico a que todo se desaparezca. El agua se agota. La energía se acaba. Es más, ¿cuántas predicciones del fin del mundo hemos escuchado ya? Todo parte de un sentimiento de limitación continua. Qué forma más mutilada de vivir. Es cierto que hay que administrar los recursos. Es cierto que hay que cuidar el medio ambiente. Es cierto que el dinero hay que mimarlo. Y el amor, por supuesto, también. Pero de ahí a pensar que todo es finito y que hay que luchar por las escasas existe