Ayer veía este cacharrito cuyo nombre desconozco (quizás sea un espachurrador de tubo de pasta o un exprimidor de última hora ). Y pensé: creo que es una gran cualidad la de saber economizar, saber sacar el jugo a nuestros activos; el derroche jamás conduce a nada bueno, ni al pobre ni al rico. Seguramente el rico lo sea, entre otras cosas, gracias a saber aprovechar sus posibilidades. Sin embargo, llega un momento en que la cosa no da más de sí . El tubo se vacía y no sale más. Es estupendo el aprovechar el cacharrito para exprimir lo poco (o no tan poco) que nos quedaba escondido. El problema es cuando piensas que la pasta del tubo es infinita y que sólo es cuestión de ir aplicando mejoras a los cacharritos para poder continuar viendo manar indefinidamente pasta. Pues bien, creo que éste es el problema (uno de tantos) de nuestros gobiernos. Tenemos una situación complicada (qué manera más fina de decir que estamos con el agua al cuello)
Simplemente mis reflexiones acerca de las cosas que ocurren. Sin más.
No son dogmas. De hecho, ni siquiera sé si continuaré pensando igual en el futuro.