Mi madre, Teresa Fábregas , fue una persona de esas que hay pocas, poquísimas. Hace varios años que ha muerto y puedo decir con orgullo que jamás, absolutamente nunca, he sabido de alguien que haya vertido alguna crítica negativa hacia ella. Impresionante. Nunca he visto nada igual. Sin embargo, cuando estaba viva creo que no le demostré suficientemente lo especial que la consideraba. Bueno, eso es otra historia y será contada en otra ocasión... El caso es que cada vez que encuentro a alguna persona que la conoció, invariablemente acabamos hablando de ella y aflora alguna lágrima sincera porque la echan de menos. Y me sigue ocurriendo ahora que hace ya más de 4 años de ello que nos dejó. Y es algo espontáneo , en familiares y amigos y en personas que apenas (o nada) me conocen, pero necesitan expresar su amor y agradecimiento hacia ella. Y ¿cuál era el secreto de mi madre para ser tan apreciada por todo el mundo? Nunca la oías dar grandes charlas, ni alzarse como ...
Simplemente mis reflexiones acerca de las cosas que ocurren. Sin más.
No son dogmas. De hecho, ni siquiera sé si continuaré pensando igual en el futuro.