Todas las mañanas suelo salir de casa entre 7 y 7:30. En invierno es de noche aún. Unos días llueve, otros días hace viento. Y casi siempre la veo. No sé cómo se llama. Es una chica joven (ya, para mí cualquiera con menos de 106 años lo es, pero ésta debe tener menos de 40). Es menuda, delgadita. No para, está concentradísima en su trabajo. Es barrendera. Barre la calle pero parecería que lo está haciendo con su casa y que la está preparando para una visita importante. Desprende una cantidad de energía tremenda. Se esfuerza en hacerlo bien. Y no, no creo que sea por miedo a que alguien esté supervisándola. Lo hace siempre. Es su forma de ser
Y es que cuando alguien tiene buena actitud, ni siquiera un trabajo de funcionario puede con él. Realmente esta chica debe de hacer el doble de trabajo que la mayoría de sus compañeros, pese a ganar lo mismo. Y alguien puede pensar ¡qué tonta! ¿Seguro? ¿Crees que por hacer el doble de trabajo se desgasta el doble, o se siente más cansada? No lo creo. Creo que se sentirá satisfecha consigo misma y, desde luego, es alguien a quien yo recomendaría para prácticamente cualquier empleo.
Hace poco me atreví. Me acerqué a ella y la felicité por tener esa actitud tan increíble. Vencí mi miedo (porque es algo que había pensado muchas veces) y ocurrieron dos cosas. La primera es que a ella se le iluminó la cara y me contestó "ya me has alegrado el día". La segunda es que una persona que pasaba por allí que yo no conocía y me escuchó le dijo "¡Suscribo lo que te está diciendo este señor totalmente!".
En fin, dos mensajes pues:
- Trabaja siempre lo mejor que puedas, estés don de estés. El que te paguen poco no te justifica que te escaquees. Y no, no te va a hacer más feliz.
- Aprovecha para edificar a cualquiera que esté haciendo bien las cosas. Estoy convencido de que a esta chica ese elogio que le hicimos dos personas ese día (y ojalá que más gente) es un refuerzo tremendo para cuando tenga la tentación de unirse a la manada de vagos, porque verá que realmente alguien le reconoce lo que hace.
Reconozco que esto, buscar siempre algo que reconocer a los demás, me parece bastante más difícil que lo de dar el 100% en lo que haces, sobre todo cuando se trata de la gente más cercana, en donde muchas veces caemos en el error de dar por sentado lo bueno y sólo abrir la boca para criticar.
Y es que cuando alguien tiene buena actitud, ni siquiera un trabajo de funcionario puede con él. Realmente esta chica debe de hacer el doble de trabajo que la mayoría de sus compañeros, pese a ganar lo mismo. Y alguien puede pensar ¡qué tonta! ¿Seguro? ¿Crees que por hacer el doble de trabajo se desgasta el doble, o se siente más cansada? No lo creo. Creo que se sentirá satisfecha consigo misma y, desde luego, es alguien a quien yo recomendaría para prácticamente cualquier empleo.
Hace poco me atreví. Me acerqué a ella y la felicité por tener esa actitud tan increíble. Vencí mi miedo (porque es algo que había pensado muchas veces) y ocurrieron dos cosas. La primera es que a ella se le iluminó la cara y me contestó "ya me has alegrado el día". La segunda es que una persona que pasaba por allí que yo no conocía y me escuchó le dijo "¡Suscribo lo que te está diciendo este señor totalmente!".
En fin, dos mensajes pues:
- Trabaja siempre lo mejor que puedas, estés don de estés. El que te paguen poco no te justifica que te escaquees. Y no, no te va a hacer más feliz.
- Aprovecha para edificar a cualquiera que esté haciendo bien las cosas. Estoy convencido de que a esta chica ese elogio que le hicimos dos personas ese día (y ojalá que más gente) es un refuerzo tremendo para cuando tenga la tentación de unirse a la manada de vagos, porque verá que realmente alguien le reconoce lo que hace.
Reconozco que esto, buscar siempre algo que reconocer a los demás, me parece bastante más difícil que lo de dar el 100% en lo que haces, sobre todo cuando se trata de la gente más cercana, en donde muchas veces caemos en el error de dar por sentado lo bueno y sólo abrir la boca para criticar.
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