Qué hábito tan cansado el de la queja continua. Si hay sequía, porque no llueve, si nieva, porque hace frío... siempre hay un motivo para quejarse. No, no conduce a nada, pero muchas personas (¿sería un poco bruto si dijera que la mayoría?) no pueden (corrijo, no deciden) evitar quejarse.
Aunque no es cierto que la queja no conduce a nada: sí conduce a un estado de frustración, desgaste, tristeza, depresión y encima ¡es contagioso!. Y al fin y al cabo, no es tan difícil cambiar el chip. Simplemente, pase lo que pase, busca qué es lo positivo que trae. No confundas esto con una actitud infantil de semi inconsciencia ante la vida. No, hablo de un estado de responsabilidad, en el que me hago cargo de mis sentimientos y decido que no puede estar a expensas de las circunstancias para sentirme bien o mal.
Pues sí, hoy decido disfrutar del espectáculo de la nieve, no deprimirme por los problemas que conlleva.
Aunque no es cierto que la queja no conduce a nada: sí conduce a un estado de frustración, desgaste, tristeza, depresión y encima ¡es contagioso!. Y al fin y al cabo, no es tan difícil cambiar el chip. Simplemente, pase lo que pase, busca qué es lo positivo que trae. No confundas esto con una actitud infantil de semi inconsciencia ante la vida. No, hablo de un estado de responsabilidad, en el que me hago cargo de mis sentimientos y decido que no puede estar a expensas de las circunstancias para sentirme bien o mal.
Pues sí, hoy decido disfrutar del espectáculo de la nieve, no deprimirme por los problemas que conlleva.
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