Existen cientos de formas de plantear cómo tratar en las redes sociales y no seré yo quien diga a cada cual cómo debe hacerlo, pero sí soy quien para decir cómo lo planteo yo que, al fin y al cabo, es para mí la manera natural.
Para empezar, en mi caso distingo dependiendo de qué red esté hablando:
Tal y como yo me la he planteado, Facebook es el reflejo de mi vida real en la red. Es decir, que no me hago amigo de alguien a quien no conozco en persona, salvo rarísimas excepciones. No trato de evangelizar, ni vender ni nada de eso. Es en donde mantengo mis relaciones actuales y retomo las abandonadas (algunas desde hace muchíiiiisimo). No tengo ningún interés en tener muchos amigos en Facebook. Sí me gustaría que todos mis amigos estuvieran en esta red para tener contacto más actualizado, pero eso es otra cosa. Paso el rato y me relaciono.
- LinkedIn: Es la red absolutamente profesional para mí. En este caso, acepto todos los contactos con los que hay atisbos de tener una relación profesional, me da igual del signo que sea (es decir, pueden ser proveedores, clientes, socios, competencia...). O sea, que entiendo que es mi escaparate profesional (aunque es cierto que a esta red es a la que menos tiempo dedico). Creo que es un buen lugar para encontrar contactos profesionales, nuevos negocios, empleo, etc. Por ello, es muy raro que rechace una invitación en LinkedIn.
Cuando en 2007 me di de alta en esta red, la verdad es que no imaginaba que algún día le prestaría atención. Hoy en día es en la que más tiempo paso (y menos del que querría) y es totalmente diferente al resto. Para empezar, la relación no tiene que ser bidireccional. Y eso me encanta. Cuando descubro a alguien que me interesa, me pongo a seguirlo. Sin más. Me trae sin cuidado si esa persona me sigue a mí o no, porque no tiene nada que ver que a mí me interese lo que dice con que a él o ella le interese lo que yo diga. Y si alguien empieza a seguirme entro en su muro y veo qué es lo que cuenta. Si creo que me encaja, le sigo, Si no, no. No me importan las "represalias" ni me siento obligado a meterlo en mi TL.
Está claro que cuando la relación es mutua la cosa se pone más interesante y divertida, pero no tiene que ser algo forzado y no siempre va a ser así, al menos de primeras. Si sigo a alguien me gusta seguirlo de verdad. No le veo sentido seguir a 15.000 personas pero luego tener una lista con 50 que son los que leo y al resto lo ignoro. Eso no es seguirlos (aunque ellos estén tan contentos por ello), incluso lo veo como un poco fraude.
En Twitter comparto mi parte lúdica, la personal, la amistad, la profesional. Conozco gente nueva y retomo amistades. Encuentro fuentes de información valiosas, críticas fundamentadas y mucho sentido del humor. Aquí aúno parte de mi vida con mi faceta más profesional, tanto como elemento activo en Internet como por mi participación en facilisimo.com, en donde soy Director General.
Ahora bien, cuando se trata de cuentas de empresa es otra cosa. Nosotros tenemos cuentas de todos nuestros canales de facilisimo.com. Con las de twitter no seguimos a nadie, puesto que nadie de nuestra revisa el muro. Entiendo que quien sigue el canal de Decoración o Cocina no espera ser escuchado, sino sacar buenos consejos. En Facebook es más fácil porque son páginas de empresa que no se hacen amigos, sino "reciben" fans (o gustosos, como comenta Roberto Carreras). Y funciona. No os pongo aquí las cifras de seguidores de nuestros páginas de Facebook por dos motivos: el primero, que no os lo creeríais, el segundo, que tendría que actualizarlas diariamente.
En definitiva, estoy feliz con las redes sociales porque me permiten ser yo mismo, aunque en cada sitio aplique ciertos matices, y no sé que consejo podría dar a quien me preguntara. Simplemente dos cosas: sé tú mismo y no te preocupes de los números.
Para empezar, en mi caso distingo dependiendo de qué red esté hablando:
Tal y como yo me la he planteado, Facebook es el reflejo de mi vida real en la red. Es decir, que no me hago amigo de alguien a quien no conozco en persona, salvo rarísimas excepciones. No trato de evangelizar, ni vender ni nada de eso. Es en donde mantengo mis relaciones actuales y retomo las abandonadas (algunas desde hace muchíiiiisimo). No tengo ningún interés en tener muchos amigos en Facebook. Sí me gustaría que todos mis amigos estuvieran en esta red para tener contacto más actualizado, pero eso es otra cosa. Paso el rato y me relaciono.
- LinkedIn: Es la red absolutamente profesional para mí. En este caso, acepto todos los contactos con los que hay atisbos de tener una relación profesional, me da igual del signo que sea (es decir, pueden ser proveedores, clientes, socios, competencia...). O sea, que entiendo que es mi escaparate profesional (aunque es cierto que a esta red es a la que menos tiempo dedico). Creo que es un buen lugar para encontrar contactos profesionales, nuevos negocios, empleo, etc. Por ello, es muy raro que rechace una invitación en LinkedIn.
Cuando en 2007 me di de alta en esta red, la verdad es que no imaginaba que algún día le prestaría atención. Hoy en día es en la que más tiempo paso (y menos del que querría) y es totalmente diferente al resto. Para empezar, la relación no tiene que ser bidireccional. Y eso me encanta. Cuando descubro a alguien que me interesa, me pongo a seguirlo. Sin más. Me trae sin cuidado si esa persona me sigue a mí o no, porque no tiene nada que ver que a mí me interese lo que dice con que a él o ella le interese lo que yo diga. Y si alguien empieza a seguirme entro en su muro y veo qué es lo que cuenta. Si creo que me encaja, le sigo, Si no, no. No me importan las "represalias" ni me siento obligado a meterlo en mi TL.
Está claro que cuando la relación es mutua la cosa se pone más interesante y divertida, pero no tiene que ser algo forzado y no siempre va a ser así, al menos de primeras. Si sigo a alguien me gusta seguirlo de verdad. No le veo sentido seguir a 15.000 personas pero luego tener una lista con 50 que son los que leo y al resto lo ignoro. Eso no es seguirlos (aunque ellos estén tan contentos por ello), incluso lo veo como un poco fraude.
En Twitter comparto mi parte lúdica, la personal, la amistad, la profesional. Conozco gente nueva y retomo amistades. Encuentro fuentes de información valiosas, críticas fundamentadas y mucho sentido del humor. Aquí aúno parte de mi vida con mi faceta más profesional, tanto como elemento activo en Internet como por mi participación en facilisimo.com, en donde soy Director General.
Ahora bien, cuando se trata de cuentas de empresa es otra cosa. Nosotros tenemos cuentas de todos nuestros canales de facilisimo.com. Con las de twitter no seguimos a nadie, puesto que nadie de nuestra revisa el muro. Entiendo que quien sigue el canal de Decoración o Cocina no espera ser escuchado, sino sacar buenos consejos. En Facebook es más fácil porque son páginas de empresa que no se hacen amigos, sino "reciben" fans (o gustosos, como comenta Roberto Carreras). Y funciona. No os pongo aquí las cifras de seguidores de nuestros páginas de Facebook por dos motivos: el primero, que no os lo creeríais, el segundo, que tendría que actualizarlas diariamente.
En definitiva, estoy feliz con las redes sociales porque me permiten ser yo mismo, aunque en cada sitio aplique ciertos matices, y no sé que consejo podría dar a quien me preguntara. Simplemente dos cosas: sé tú mismo y no te preocupes de los números.
Bueno, eso está bien, pero yo que llevo el CM de una marca necesito seguidores en twitter, y me miden por ello. La forma de conseguirlos, no cuenta. Triste, pero real
ResponderEliminarPues estoy de acuerdo prácticamente en todo, hago el mismo uso que tu de cada red, la verdad que twitter es un gusto para la información... La gente le parece raro, pero seguir lo que de verdad te interesa, incluido las noticias generales del día y leerlo en un plis, me encanta.
ResponderEliminarLa de información buena que viaja por Twitter es increible aunque también mala, lo bueno, es que tu eliges.
Y de los seguidores de las páginas de facebook, tampoco hablo... jejeje
jjjaa, la historia es esa, que cuando es la marca la que da la cara la película es diferente: no espero que CocaCola o facilisimo.com me escuchen, sean mis amigos ni me entiendan. De las marcas sólo quiero que me den lo que espero de ellas y por lo que me hago fan/seguidor/"gustoso". El problema es cuando las personas, por muy empresarios/emprendedores/profesionales que nos sintamos pretendemos aplicar las formas de llevar una marca a nuestras cuentas personales
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